Infinita traza de colores
La vida mi vida y vida nuestra
Vosotros, sufrientes,
Entienden lo que hablo
No es lítico amar volcán de piedra
Ni acuático amor mar de lágrimas
Sin reverso o anverso el verso difunde
Estero de cal de sangre y mariposa
No calle, no calle la constancia
No interrumpa el poeta su canto
Oh amor, amor tan nuestro
Brillante ecolalia en las sombras
Penumbra, aflicción acaso
Pero una luz de amanecer se acerca
Cada verso es un latido,
Una sonrisa que se extiende.
David Alberto Campos Vargas, Nuevo Orden, 2007
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